Rodeado de imponentes cascadas, enormes árboles exóticos, e innumerables tonos de verde, Mashpi Lodge está ubicado en el corazón del bosque nublado del Chocó ecuatoriano, uno de los lugares con mayor biodiversidad en la Tierra. Al ver los impresionantes videos y las bellas fotografías de Mashpi, rápidamente se dará cuenta que a veces puede ser soleado, a menudo nublado, y que ocasionalmente llueve. Entonces, ¿cómo es realmente el clima en Mashpi? A breves rasgos, esta parece pregunta sencilla, pero no es tan fácil como parece.


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Un lugar a parte: el bosque nublado de la Reserva de Mashpi en Ecuador

Nuestro bosque nublado, dentro de la ecoregión en la que se ubica la Reserva de Mashpi, es parte de una región biogeográfica más amplia que va desde Panamá hasta el norte de Perú (Chocó – Darién). Ubicado a tan solo tres horas en auto de la capital,  la Reserva de Mashpi es un importante núcleo de biodiversidad y ofrece a sus visitantes acceso a algunos de los bosques más prístinos del país.

Mientras que la Reserva de Mashpi fácilmente contiende con la Amazonía como uno de los principales destinos del país, la mayoría de turistas que viajan a Ecuador nunca han oído hablar del espectacular bosque nublado. En el siguiente artículo, presentaremos las características que distinguen a la Reserva de Mashpi de la Amazonía.

 

El paquete completo: bosque húmedo y bosque nublado en un solo lugar

¿Sabía usted que la Amazonía no es el único bosque húmedo del Ecuador?

La Cordillera de los Andes divide a Ecuador en tres regiones: la Costa del Pacífico, la Sierra y la Amazonía. Si tuviera que rastrear cómo cambia el paisaje a medida que viaja de oste a este (desde la costa del Pacífico hasta la Amazonía), se sorprendería al descubrir que en realidad hay dos tipos de bosque húmedo en Ecuador: uno costero y uno amazónico.

En Ecuador, la Reserva de Mashpi está en una de las pocas regiones que abarca un bosque húmedo tropical y un bosque nublado andino (así como muchos otros ecosistemas y microclimas). A medida que uno desciende de los Andes hacia el oeste, los bosques montanos dan paso al bosque nublado, el cual se encuentra en un rango altitudinal entre los 2.200 metros y 900 metros sobre el nivel del mar. Continuando hacia el oeste, este bosque nublado se transforma gradualmente en un bosque tropical costero que continúa, cuando no ha sido degradado, a través de gran parte de la región costera ecuatoriana. El área total de la región del Chocó en Ecuador (donde se encuentra la Reserva de Mashpi) es de aproximadamente 47.000 km2. Por el contrario, una visita a la Amazonía expone al visitante a un solo tipo de bosque: el húmedo tropical amazónico. Comenzando en la ladera oriental andina, la selva amazónica cubre un área casi tan grande como los Estados Unidos y se extiende a través de nueve países de América del Sur. La variedad de ambientes y paisajes que uno logra ver durante sus vacaciones es un factor importante a la hora de elegir un destino. Por esta misma razón, muchos visitan la Reserva de Vida Silvestre de Cuyabeno, que se encuentra al norte de la Amazonía ecuatoriana a lo largo de la frontera con Colombia.

Como parte de la cuenca amazónica, el Cuyabeno alberga flora y fauna de gran diversidad dentro de un área concentrada, caracterizada por las llanuras fluviales estacionales. En un viaje de cuatro días, es posible ver una gran variedad de especies de todo tipo. La desventaja de visitar esta zona, sin embargo, es que no es una experiencia exclusiva y para cada excursión es probable que usted tenga que meterse en una pequeña canoa a motor con más de 20 turistas.

En comparación, la Reserva de Mashpi ofrece a los visitantes una experiencia exclusiva, con acceso tanto al bosque húmedo tropical como al bosque nublado andino, lo que garantiza numerosos avistamientos de especies de flora y fauna en un corto periodo de tiempo.

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La gran división: la Cordillera de los Andes

Para tener una idea más clara de por qué el bosque nublado de la Amazonía y la Reserva de Mashpi son tan diferentes, es necesario retroceder en el tiempo algunos millones de años, alrededor de 60 millones para ser precisos. Este es el punto en la historia del planeta en que la cordillera de los Andes comenzó a elevarse, alcanzando su altura actual hace más o menos unos 10 millones de años. Como la cordillera continental más larga de la Tierra, los Andes son una barrera física entre Oriente y Occidente. Esta «gran muralla» creó el aislamiento geográfico entre las especies a ambos lados, impidiendo su interacción y derivando en la especiación (la formación de especies nuevas y distintas a través de procesos evolutivos).

Esta barrera continental también es responsable de las diferencias climáticas entre las dos regiones. Los Andes bloquearon el flujo de aire húmedo proveniente de la costa atlántica y evitaron que el agua fluyera hacia el Pacífico. La enorme cantidad de humedad y agua que se acumuló al este de los Andes es responsable de la cuenca hídrica del Amazonas, río que desemboca en el océano Atlántico.

En el lado occidental de los Andes, se formaron nuevos hábitats de gran altitud y condiciones ambientales acordes. Entre estos se encuentra al bosque nublado y el bosque lluvioso de la Reserva de Mashpi.

El ascenso de los Andes es un tema fascinante y controvertido que va más allá del alcance de este artículo. Si está interesado en obtener más información, lea esta publicación de ScienceMag.

La especiación de los animales de la Reserva de Mashpi

Como resultado de la formación de los Andes, los animales que uno encuentra en los bosques de la Amazonía y la Reserva de Mashpi son bastante distintos. Sin embargo, dado que muchos de ellos comparten un ancestro común, también presentan evidentes similitudes. Los siguientes tres ejemplos proporcionan una visión más amplia de algunos de los cambios evolutivos que tuvieron lugar entre especies similares de ambas regiones:

Gallito de la Peña

Gallito de la Peña

Otro intrigante ejemplo de especiación entre la Amazonía y la Reserva de Mashpi es el Gallito de la Peña (Rupicola peruvianus). Conocido por su vibrante coloración y cresta en forma de abanico (presente solo en el macho), el Gallito de la Peña se encuentra a ambos lados de los Andes, con solo una sutil variación en el color de su plumaje. En la Amazonía, el Gallito de la Peña muestra una coloración más anaranjada mientras que en la Reserva de Mashpi, su color es un rojo intenso. En este caso, tanto el ave de la Reserva de Mashpi como su versión amazónica son la misma especie, aunque se clasifican como subespecies separadas. Como resultado de su separación física y en el tiempo, han evolucionado y demuestran esta ligera diferencia estética.

Pájaro Paragüas

Pájaro Paraguas Longuipéndulo

Otro pájaro con una historia similar es el magnífico y difícil de ver Pájaro Paraguas Longuipéndulo (Cephalopterus penduliger). Para atraer a su compañera, el pájaro macho está adornado con una cresta y un extraño “péndulo” emplumado que nace de la garganta. Si nunca ha visto una garganta como esta, es hora de que lo haga. Al atraer tanta atención a sí mismo, el pájaro paraguas macho se vuelve más vulnerable a los depredadores. Afortunadamente, la longitud de esta “barba” la puede controlar y cuando vuela, la retrae. Entre la Reserva de Mashpi y la Amazonía, las diferencias entre las dos poblaciones fueron lo suficientemente significativas como para clasificarlas como especies distintas. En apariencia, son muy similares, pero la especie amazónica (Cephalopterus ornatus) es notablemente más grande. Venga a ver a esta fascinante ave por sí mismo en Mashpi Lodge.

Tres especies que solo verá en el bosque nublado de la Reserva de Mashpi

La magnitud del bosque amazónico está representada de muchas maneras. En amplitud, el bosque amazónico se extiende a lo largo de miles de kilómetros, cruzando más de nueve países en el trayecto. En profundidad, el río Amazonas alcanza hasta 100 metros y, en ciertas secciones, es incluso navegable para grandes buques oceánicos. En altura, el dosel de los bosques amazónicos es tan alto como un edificio de 14 pisos, con un promedio de 30-45 metros. Todo en la Amazonía es más grande, incluidos los animales que rondan por ahí. Entre los habitantes amazónicos más emblemáticos está el jaguar, el delfín rosado, el tapir, las tarántulas devora-pájaros y las pirañas devora-hombres (solo ocasionalmente se alimentan de humanos). El bosque nublado de la Reserva de Mashpi, por el contrario, alberga especies de animales mucho más pequeñas. Muchas de estas especies son endémicas del Chocó (bioregión en la que se encuentra la Reserva de Mashpi); es decir, solo se pueden encontrar en la Reserva de Mashpi y en ningún otro lugar del mundo. De hecho, entre los reptiles y anfibios que se encuentran en el Chocó, casi el 40% son endémicos. La Reserva de Mashpi dentro del Chocó ecuatoriano es un tramo prístino de esta bio-región donde, si tiene suerte, es posible ver algunas de las siguientes especies endémicas:

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“Cutin Adornado” (Pristimantis ornatissimus)

La Pristimantis ornatissimus es una pequeña rana arbórea endémica del flanco noroccidental de los Andes con un rango de distribución entre los 400 a 1.800 metros sobre el nivel del mar. Debido a su coloración dorada, la rana es considerada una joya del bosque, lo cual explica su nombre en Latín: ornatus significa decorado u ornamentado. De hecho, incluso el apodo local, “cutin adornado”, se inspira en sus colores y diseño corporal. Una especie nocturna y arbórea, la Pristimantis ornatissimus vive dentro de hojas grandes y bromelias. Desafortunadamente, como suele ser el caso en la actualidad, ahora está en la lista de especies vulnerables debido a la pérdida de su hábitat y la deforestación. Como anfibio, es especialmente vulnerable a la contaminación agrícola, ya que puede absorber contaminantes a través de su piel.

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Tucán del Chocó (Ramphastos brevis)

Este precioso tucán es endémico de los bosques del Chocó, como lo indica su nombre. A diferencia de la Pristimantis ornatissimus (descrito anteriormente), avistamientos frecuentes del Tucán del Chocó dan fe de la salud general de su población. Dicho esto, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, la tendencia poblacional del tucán parece estar aumentando. Su estado de distribución es amplio y, por lo tanto, está expuesto a un riesgo menos inmediato.

El Tucán del Chocó es un ave grande y llamativa. Su pico amarillo y negro es muy característico, así como su llamado, que parece el croar de un sapo. En el bosque, se sabe que estas aves forman gran alboroto, especialmente cuando se juntan varios individuos. Hay algo sobre los colores, el pico y el carácter de un tucán que deleitan a los aficionados de aves y a los no aficionados también.

En la Reserva de Mashpi, uno de los mejores lugares para ver el tucán es la «Libélula» de Mashpi Lodge, un teleférico que penetra el dosel del bosque nublado.

 

Hummingbird feeding at a hummingbird feeder at Mashpi Lodge Choco Cloud Forest Ecuador South America

Silfo Colivioleta (Aglaiocercus coelestis)

A lo largo de la Reserva de Mashpi, a alrededor de 900 metros, los observadores de aves pueden deleitarse encontrando otras especies de aves endémicas: el Silfo Colivioleta es una de ellas. El nombre deriva de la impresionante, larga y resplandeciente cola que posee el macho. Esta especie de colibrí mantiene una población estable que no está en riesgo.

Al igual que los otros animales de esta breve lista de especies endémicas del Chocó, el Silfo Colivioleta solo se puede ver en este bosque, donde aprovecha el bosque cubierto de musgo. Vive aquí durante todo el año y puede ser visto frecuentando los bebederos de néctar de Mashpi Lodge.

Mashpi Desde el Dron

Silfo Colivioleta (Aglaiocercus coelestis)

A lo largo de la Reserva de Mashpi, a alrededor de 900 metros, los observadores de aves pueden deleitarse encontrando otras especies de aves endémicas: el Silfo Colivioleta es una de ellas. El nombre deriva de la impresionante, larga y resplandeciente cola que posee el macho. Esta especie de colibrí mantiene una población estable que no está en riesgo.

Al igual que los otros animales de esta breve lista de especies endémicas del Chocó, el Silfo Colivioleta solo se puede ver en este bosque, donde aprovecha el bosque cubierto de musgo. Vive aquí durante todo el año y puede ser visto frecuentando los bebederos de néctar de Mashpi Lodge.

 

Para terminar…

 Si aún no ha considerado visitar la Reserva de Mashpi, es hora de que lo haga.

Con tan solo una fracción del tamaño de la Amazonía, la Reserva de Mashpi es un ecosistema diverso y rico. En Ecuador, parte de la riqueza natural del Chocó se concentra en una lugar accesible y exclusivo, a solo tres horas en automóvil de la capital del país.

¿Está listo para experimentar las maravillas del Chocó?

¡Haga su reserva hoy mismo!


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Existe más de un tipo de bosque tropical – no todos son la selvática visión amazónica de ríos navegables y bosques donde las bases de sus enormes árboles se inundan. Hay bosques tropicales en las montañas, donde el aire todavía llega desde el páramo y besa las ráfagas calientes de las tierras bajas; bosques que extienden sus habitadas ramas y se purifican con el rocío que cargan las nubes. Bosques que no son de tierras altas, ni de tierras bajas y en la transición mezclan a sus habitantes en un popurrí de biodiversidad. Los bosques del Mashpi se encuentran en esta disyuntiva entre lo alto y lo bajo, un eterno vaivén entre condensación de nubes, razón que lo convierten en un lugar único.

Los bosques de Mashpi, parte de la preciosa bioregión del Chocó, se encuentran entre los 550 y los 1400 metros sobre el nivel del mar, en el flanco occidental de los gloriosos Andes. Esta ubicación, un balcón sobre la selva con techo andino, es la clave de su singularidad. A esta altura hay una transición entre los bosques “siempre-verdes de tierras bajas” y los bosques “siempre-verdes de tierras altas” o montanos. Técnicamente, esta transición entre ecosistemas se conoce como un ecotono y Mashpi ha sido bendecido con especies que habitan ambos bosques, pero además con rarezas que no se encuentran ni en el uno, ni en el otro; una cuna para especies endémicas, criaturas que no se ven en ningún otro lado. La posición de estos bosques en los primeros escalones de la montaña los convierten en cunas de ríos; en lugares de climas combinados y perfectos; y la suma de todas estas características físicas en coloridas mariposas, ranas, bromelias y otras criaturas singulares.

La geografía de la zona de Mashpi es bastante accidentada. Donde está la reserva, en particular, existe un desnivel de alrededor de 800m, pero no es un desnivel continuo y homogéneo, se trata de una escalada interrumpida por quebradas, lomas, y quebradas otra vez; pequeñas y grandes lomas cortadas por venas donde corre la enorme cantidad de agua que los bosques son capaces de capturar. Este tipo de relieve, lomas inclinadas hasta 45 grados en el flanco occidental de los Andes, montañas sobre montañas, son la puerta de bienvenida de los vientos que viajan por el Pacífico, constantemente abatidas por las nubes que nacen de las aguas cálidas del mar. No todos pueden sobrevivir este pronunciamiento de pendientes y desnivel; las especies de a 500 metros son otras que las de a 1400, y en el medio hay una gama variada y entreverada. Esta es quizás la característica más significativa del Mashpi, es una reserva de vida, de selva tropical, en las montañas.

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Las montañas tienen una fuerza especial, siempre han sido admiradas por los imponentes paisajes que pintan y además veneradas como dioses. En el flanco occidental de los Andes en Mashpi, las montañas se estiran hacia el cielo, y son vislumbradas por los transeúntes que circulan en la “Libélula”, mostrando su fuerza cubierta de musgo. Pero hay otra fuerza que trabaja en las montañas, atrapando en las entrañas del monte a cualquiera que pise en falso. En estas pendientes, un juego eterno se lleva a cabo, una caricia al suelo entre el líquido vital y la montaña, pues es aquí la cuna de ríos y lluvia. La inevitable gravedad es esa fuerza que atrapa cada gota de agua que cae y la obliga a correr en un eterno apuro. En Mashpi nacen ríos y la montaña tiene ojos, ojos de donde brota toda el agua que los árboles, plantas y musgo han podido atrapar. En la parte alta de la reserva, en los bosques de tierras altas, hay más presencia de musgos y epífitas, esponjas para atrapar agua y proveerla de a poco a la montaña. A medida que desciende la altura, esa agua brota de los ojos, fuentes frías de vida, y así inicia el caminar de un río, lleno de piedras y rodeado por ranas. Descendiendo aún más, muchos ojos han proveído de su fuente, formando ríos un poco más grandes, pero todavía esteros, y rápidos, con cascadas y pozas frescas, visitadas por las nutrias y las guatusas, muchos insectos y macro-invertebrados, y recorridos incluso a contracorriente por la “preñadillas” – peces autóctonos andinos. De estos esteros hay muchos en Mashpi, tantos que hay unos que corren montaña abajo sin ser bautizados todavía. Finalmente, abajo, en el bosque cálido de tierras bajas, todas estas venas se juntan, formando ríos grandes de aguas rápidas como el río Mashpi o el río Pachijal. Es un gran trayecto para el agua, cada gota que ha recorrido la montaña, desde que golpeó una bromelia en la altura hasta que llegó al Pachijal, fue testigo de la presencia de miles de especies de plantas, anfibios, reptiles, aves, insectos, hongos, mamíferos y peces, todos muy diferentes entre sí.

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El relieve, el desnivel, los vientos y las nubes, la humedad y los ríos son claves para el clima, y este descender de lomas y quebradas para la creación de microclimas – lugares que poseen distintos climas a pesar de estar en el mismo lugar. La reserva del Mashpi tiene esto; el clima en la parte alta es frío y en la parte baja cálido, incluso caliente en ciertas épocas del año, y en el tramo entre los dos existe un mundo de climas variados que son de gran importancia para los ecosistemas. A nivel del Chocó, la reserva se encuentra en lo que se conoce como una “región muy húmeda subtropical”. Esto significa que el clima es perfecto en cuanto a temperatura, con un promedio de 20 grados Celsius, llegando a 18 cuando frío y 22 cuando caliente; pero eso sí, de mucha lluvia con hasta 3000mm de precipitación anual. Sumado a esto, hay lugares dentro de las quebradas y alrededor de las cascadas donde se densifica la humedad; agua pulverizada y condensación forman un espacio húmedo y cálido, acogedor para las plantas aéreas como las orquídeas y bromelias, y toda la fauna asociada a ellas como ranas, colibríes, abejas y mucho más. En la parte alta, el frío llama a mucha variedad de aves, lo hace el mejor lugar para pajarear y también, durante la noche para observar especies claves de ranas, como las famosas ranitas de cristal. En la parte baja se pueden ver especies de árboles grandes, de troncos robustos, que por su peso no serían aguantados por la montaña y una variedad de escurridizos mamíferos como guantas y guatusas buscando semillas de palmas, y quizás detrás de ellas algún felino. Mashpi tiene buena temperatura y lluvia asegurada; la lluvia como bendición de vida, pues a mayor humedad existe mayor biodiversidad.

La combinación de estos factores físicos, abióticos, como es el relieve y su heterogéneo descenso a tierras bajas, como son los ríos portadores del líquido de la vida, y como es el clima, la temperatura y la humedad, resultan en un ramillete biótico, una explosión de biodiversidad, y específicamente un edén de singularidad, un nido de endemismo. En Mashpi se pueden encontrar muchas especies que son endémicas del Chocó, e incluso endémicas para este particular pináculo entre las nubes, especies que van desde plantas hasta mamíferos grandes. El Chocó es un “punto caliente” de biodiversidad, una condensación de diversidad con altos números de endemismo. A pesar de que ha sido altamente poblado y usado, es un sitio que todavía no se ha estudiado a fondo, en parte por su degradación excesivamente rápida a lo largo de toda la región. Lo que se sabe hasta ahora, es que 25% de sus plantas y alrededor de 13% de sus animales son endémicos.

Específicamente en Mashpi se han encontrado hasta el momento, 35 especies endémicas de aves, entre las que se encuentra el icónico pájaro paraguas (Cephalopterus penduliger), el cual puede ser observado desde la terraza de Masphi Lodge, o en pleno apareamiento en uno de los “leks” que se encuentran en la reserva. Otra ave endémica que fácilmente puede ser observada desde la torre de observación, la bicicleta, o la Libélula, es el colorido tucán del Chocó (Ramphastos brevis), croando entre las ramas, siempre en grupo. En la parte alta de la reserva, donde los colibríes visitan con vehemencia los bebederos de agua dulce, sin duda se puede observar al silfo colivioleta (Aglaiocercus coelestis), con su preciosa cola larga de azul y violeta tornasol.

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Entre los mamíferos, también hay especies endémicas, un poco más difíciles de ver, pero presentes al menos 7 especies, donde se destacan los roedores. Históricamente, la zona del Mashpi era hogar del críticamente amenazado mono araña de la costa o mono araña de cabeza marrón (Ateles fusciceps). Este endémico es sumamente difícil de ver, y sus registros son muy pocos dado su grave estado de conservación. Sin embargo, la reserva ofrece un cobijo de hábitat perfecto, sin fragmentación, con la esperanza de que se recupere para poder observarlo colgando de su larga cola cerca del Lodge.

Al hablar de especies endémicas no se puede excluir a los anfibios, ya que llegan a tener mas o menos el 60% de sus especies como endémicas del Chocó ecuatoriano. No se sabe realmente cuántas especies hay, ya que aún se descubren endémicas con bastante frecuencia, como es el caso del último descubrimiento de la rana torrentícola Mashpi (Hyloscirtus mashpi), cuyo nombre honra a este lugar donde fue estudiada para establecer que se trata de una nueva especie. El Mashpi también abriga a varias especies endémicas de ranas arlequín, muchas en grave amenaza de extinción. Un ejemplo es el arlequín de Mindo (Atelopus mindoensis), un anfibio diurno y de un color verde muy llamativo y vetas rojizas. Especies endémicas de sapos incluyen al sapo de puntos azules (Rhaebo caeruleostictus), un ejemplar manchado de azul, único y también amenazado. Finalmente, Mashpi es hogar de por lo menos 8 especies endémicas de ranitas de cristal, familia (Centrolenidae) especialmente llamativa por poseer cuerpos transparentes, dejando visible como a través de un cristal el latir de sus corazones; y también de algunas especies endémicas de ranas arbóreas y de cutines.

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No se puede hablar de endemismo y no tocar la botánica. Al igual que en el reino animal, los niveles de endemismo de plantas en la región son altas, con un cuarto del total. Un ejemplo, imposible de no mencionar, es la Magnolia (Magnolia mashpi), especie descubierta en el Mashpi desde la “Libelula”. Esta especie pertenece a un género autóctono del Chocó únicamente.


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Cuando era niño, el esposo de una au-pair que teníamos en casa solía realizar trucos de magia. Era tan solo un aficionado. Nos reuníamos alrededor de la mesa de comedor después del almuerzo o cena, mi hermana, mi hermano y yo. Al frente de nosotros, empezaba a barajar las cartas para que escogiéramos una, o hacía trucos de ilusión con las manos. Tenía mucho talento (al menos, eso pensaba).


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Cuando las aves evolucionaron de los dinosaurios necesariamente tuvieron que perder sus dedos y sus garras, para poder obtener sus alas. Pero al mismo tiempo la pérdida los dedos y las garras, que en general se utilizan para manipular objetos, fue suplida por el desarrollo de nuevas estructuras anatómicas. Es así como ellas desarrollaron picos a partir de los hocicos de sus ancestros dinosaurios, estructuras que en la actualidad usan para manipular toda clase de objetos.