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Los colibríes, o quindes como se les conoce en Quito y sus alrededores, son incansables hadas, encargados de las flores del bosque; importantes polinizadores que con su apurado bailoteo de colores metálicos guardan increíbles secretos:

  • Representan el grupo de aves más pequeñas del planeta; la especie mas pequeña de ellos mide 5cm, el equivalente al dedo pulgar de un adulto.

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  • Solamente se encuentran en América y tienen una especial relación con los Andes ya que evolucionaron al mismo tiempo que se erguía esta majestuosa cordillera.
  • Tienen el metabolismo más rápido de todos los animales de sangre caliente, con sus pequeños corazones palpitando más de 1200 veces por minuto; 20 veces más que nuestros corazones.

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  • Son capaces de mantener un vuelo constante sobre el mismo lugar, planeando como un drone, y además de volar en todas las direcciones: adelante, atrás, a los lados, a donde sea; el resto de las aves solamente lo pueden hacer hacia delante.
  • Han evolucionado en conjunto con las especies de plantas que más les gusta, por eso hay una gran variedad de picos, con formas extrañas, especializados en poder llegar al precioso néctar que esconden las flores y a su paso las polinizan en un gran acuerdo de mutuo beneficio.
  • Existen por lo menos 22 especies de quindes en Mashpi, de las 130 especies que hay en el Ecuador. Estas maravillosas aves pueden ser observadas en la zona de bebederos del Lodge, o también de forma más furtiva durante las caminatas por el bosque, descubriéndolas entre las coloridas flores.

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La selva tiene escondites, tesoros entre la espesura vegetal, nichos especiales entre las quebradas escarpadas y peñas sobre los ríos; el lugar de encuentro para una especie de cotinga, única de los Andes, donde entre el eterno verde saltan manchas chillonas de rojo intenso, en el lugar de cortejo del Gallito de la Peña (Rupicola peruviana).

Las cotingas son una gran familia – Cotingidae – compuesta por una enorme diversidad de formas, colores y especialmente tamaños. Se cree que de todas las aves que se perchan – orden Passeriforme – las cotingas son la familia que está mejor representada en tamaños de cuerpo, con especies haciéndose presentes en todos lo niveles. Esta familia es exclusiva de Centro y Sudamérica con más de 60 especies, las cuales son de un inmenso interés para los pajareros por sus bellísimos colores y formas, pero además porque significan un reto de exploración y camuflaje para poder encontrarlas y observarlas. El gallo de la peña se encuentra entre estos retos.

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Esta especie, distribuida desde Venezuela hasta Bolivia en los flancos de los Andes, entre los 500 y 2400 metros sobre el nivel del mar, se caracteriza por tener un marcado dimorfismo sexual y por frecuentar, de forma muy alharaquienta, leks para encontrar pareja. Esto quiere decir que hay grandes diferencias físicas entre machos y hembras, siendo lo machos pomposamente adornados de crestas y de color rojo intenso, increíblemente llamativo, fuego entre el profundo verde; las hembras en cambio tienen un color café más apagado y la cresta más pequeña. Los leks son los lugares donde los machos se reúnen en grupos, en sitios muy vistosos, para lucirse, como una especie de pasarela, y que las hembras los puedan observar y escoger al más chillón, tanto en color y movimiento, como en cantos, para ser su pareja. Todavía no se sabe bien cuál es el beneficio de buscar pareja así, existen muchas hipótesis, al lucirse de manera tan notoria corren el riesgo de llamar la atención de sus depredadores y morir en el intento de atraer a una hembra, pero el hecho es que poder observarlos en los leks, bajo un escondite camuflado para no espantarlos, es un verdadero regalo de la naturaleza.

Estas grades cotingas, con más de 30cm de longitud de cuerpo, se alimentan de frutos e insectos, también hay reportes raros donde se los ha observado comiendo pequeños ratones. Anidan en empinadas peñas, usualmente sobre ríos, escondiendo lo más posible, entre huecos, rocas y cuevas, sus nidos de lodo y saliva. Solamente las hembras empollan los huevos y cuidan de las crías; los machos ponen toda su energía en su hermoso plumaje y en sus complejos bailes y cantos de cortejo para persuadir a la mayor cantidad de hembras; una vez que se han apareado con una gallita que cayó en sus encantos, vuelven al lek para atraer a otra. A pesar de que en los leks son tan llamativos, fuera de ellos son extremadamente tímidos y se encuentran ocultos dentro del bosque e incluso en el suelo. Son famosos y muy populares para el aviturismo, pero aun así mucho de su ecología y comportamiento se desconoce ya que por su timidez fuera de los leks y poco territorialismo no es fácil estudiarlos.

La reserva de Mashpi, como no podía ser de otra manera, también es el hogar para esta hermosa especie. No es fácil de ver. Lograrlo es la gran recompensa para quienes se aventuren a madrugar cuando todavía no se vislumbra el amanecer en el horizonte, caminar a oscuras entre barrancos lodosos y grandes quebradas durante horas y mantener un paciente silencio hasta que reluzcan las manchas rojas en el cielo verde del bosque.

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Pájaros carpinteros los hay en todo el planeta. Aquellas aves que taladran todos los días, incansables, en troncos y ramas de todo tipo de madera. Carpinteros son, pues están especializados en abrir huecos y formas hasta en la madera más dura con su potente pico, su herramienta de trabajo.

Pero además están dotados de otras importantes herramientas para sus obras de carpintería. Poseen un mecanismo compuesto de músculos y tendones atrás de su mandíbula que absorbe el “shock” o toda la energía del golpeteo, evitándose daños en su mandíbula y cerebro. Sus bancos de trabajo suelen casi siempre ser verticales y a gran altura, por lo que en vez de un arnés de seguridad cuentan con una adaptación en sus dedos: dos delanteros y dos traseros, lo que les proporciona extra agarre (normalmente las aves tienen tres dedos delanteros y uno trasero permitiéndoles percharse en ramas y no en superficies verticales). Finalmente, las especies grandes, poseen colas rígidas y alargadas que les proveen de un excelente equilibrio mientras con gran fuerza y velocidad abren huecos en la madera.

El objetivo de todo ese trabajo varía. Usualmente están buscando alimento: insectos que pueden estar dentro de la madera podrida de un tronco muerto, o insectos que pueden ser atraídos por los mismo huecos creados en un árbol vivo y sano. También, con el fuerte golpeteo, resonante en el bosque, atraen a sus parejas, como si los árboles fueran grandes tambores con los que pueden hipnotizar a sus parejas y establecer su territorio. Finalmente, con esa gran habilidad, construyen sus nidos, huecos en troncos suaves que luego, cuando ya han cumplido su función para la familia carpintera, también sirven de nidos para muchas otras especies aves que nunca podrían crear esas obras de carpintería.

Así los carpinteros, llenan un espacial puesto del bosque, no solamente son los causantes de incesantes sesiones de tambor, sino que funcionan como depredadores de insectos y controladores y de termitas. Tienen un gran lengua, que luego de perforar los huecos es capaz de entrar hasta lo más profundo de los troncos sacando la mayor cantidad de insectos posible. También puede alimentarse de huevos de otras aves, frutos y de la savia de los árboles. Pero principalmente, son los maestros de obra de los hogares de otras especies como búhos, soterreyes, golondrinas, mosqueros, entre otros oportunistas del trabajo ajeno.

En el Ecuador se han identificado 35 especies de pájaros carpinteros dentro de muchos géneros y familias. De todas estas, 14 se encuentran en el noroccidente ecuatoriano, dentro de 7 familias. A pesar de que suelen ser comunes y fáciles de encontrar por sus constantes golpeteos, siempre es emocionante verlos, dándole y dándole al martillo, con sus llamativos colores, risas y crestas.

Un pájaro carpintero que fácilmente puede ser observado en Mashpi es el Olivodorado (Piculus rubiginosus); un carpintero de mediano tamaño con llamativos colores, brillantes dorados, que resaltan con los rayos del sol entre las ramas del dosel y los troncos de los árboles.

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Carpintero Olivodorado (Piculus rubiginosus) mostrando sus decorado plumado de dorado.

Otra especie que se encuentra en Mashpi, sumamente llamativa y atractiva es el carpintero Carinegro (Melanerpes pucherani). Este carpintero es un adornado de colores que contrastan con la gruesa línea negra en su cara y ojos, y el negro de su espalda y alas. Al igual que las otras especies de su familia – Melanerpes – es ruidoso y por lo tanto muy fácil de encontrar entre los árboles.

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Es difícil definir a las inciertas tangaras, ya que al parecer no están definidas, o al menos no correctamente. Más que danzantes, son cantoras, aunque ni eso. Tangara, en el idioma brasilero Tupi – de donde surge el nombre – significa danzante o bailarín y por mucho tiempo estas aves estaban definidas como “aves de canto”. Ahora no sabemos si lo que les define son los bailes, los cantos, los mil colores que poseen, sus picos muy variados o sus gustos en la comida. Lo que sí sabemos es que son únicas en el mundo; y no se encuentran en todo el mundo.

Las tangaras son las reinas del Nuevo Mundo; su distribución está restringida al continente Americano, con mayor diversidad a medida que se levanta la cordillera de los Andes en Sudamérica – alrededor de un 60% de las especies se encuentran en tierras andinas -, y como no podría ser de otra manera, un alto porcentaje de especies se encuentran en los flancos occidentales, particularmente en el Chocó.

La principal familia de las tangaras, y por la que han estado definidas durante mucho tiempo, es la familia Thraupidae. Esta es la segunda familia de aves más grande del planeta con por lo menos 378 especies. Lo más seguro es que este número cambie, como ya lo ha hecho en varias ocasiones, ya sea porque se descubren nuevas especies o porque se añaden miembros que por su taxonomía pertenecían a otras familias, como es el caso de algunos pinzones, semilleros y pincha-flores, que ahora gracias a estudios genéticos resultan también ser tangaras.

En general las tangaras son pequeñas y medianas en tamaño y están dotadas de alucinantes combinaciones de colores chillones y llamativos; son sumamente bellas. Claro que hay excepciones de tangaras con colores más apagados y tímidos, pero en general, si brilla con colores llamativos, metálicos y atractivos, es una tangara. Les gusta estar acompañadas, no solo de otros de su misma especie, sino que pueden andar de alboroto con otras especies en “mixed flocks” o bandadas mixtas, por lo que suelen ser fáciles de observar. Se alimentan de todo lo que pueden: insectos, frutos y semillas, arañas, incluso néctar de las flores.

En Mashpi lo que menos faltan son las tangaras y se las puede ver en cualquier parte y a cualquier hora; eso sí, hay especies increíbles que merecen ser buscadas a la madrugada, o en senderos escondidos luego de una buena caminata, recompensando el esfuerzo con colores que ni las acuarelas ni los óleos de los artistas pueden llegar a imitar en belleza.

Una verdadera joya es la Tangara Esmeralda (Chlorochrysa phoenicotis), que con su intenso color verde, esta ave del Chocó es como la piedra preciosa de su nombre. Es endémica del hotspot de biodiversidad del Chocó, entre Colombia y el noroccidente Ecuatoriano; no es muy común, pero en Mashpi se deja ver, incluso se acerca a los comederos. También se la conoce como Tangara Reluciente.

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Tangara Esmeralda o Tangara Reluciente (Chlorochrysa phoenicotis) en un Guarumo.

Otra especie endémica del Chocó que se observa con bastante facilidad en Mashpi es la Tangara Golirrufa (Tangara rufigula). Esta especie prefiere bosques húmedos piemontanos como los de Mashpi y se alimenta de frutos, insectos y artrópodos como arañas.

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Tangara Golirrufa (Tangara rufigula)

Un miembro más de esta enorme familia que se acerca con tranquilidad a los comederos y que de seguro se puede observar en Mashpi es la Tangara Carafuego o Cariflama (Tangara parzudakii). A diferencia de las otras dos especies, su distribución no está restringida únicamente al Chocó, y se encuentra en ambos flancos de la cordillera de los Andes, entre Colombia y Venezuela, hasta Perú.

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Tangara Carafuego o Tangara Cariflama (Tangara parzudakii)

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Por: Augusto Rodríguez Flores


Mashpi Lodge, Potencia en Aviturismo


Sin duda alguna una de las tantas cosas que tiene Mashpi Lodge, que me encanta y me enamora cada día son las aves. Desde muy temprano al amanecer, las aves en este lugar fascinan a los turistas con sus melodiosos cantos. Aves de todos los tamaños y colores se hacen presentes sin importar la hora del día. En cada pequeño rincón de la reserva, ellas están…

Me gusta mucho escuchar y ver a estas especies mientras estoy trabajando en el laboratorio, en campo o en donde me encuentre, ya que es ahí donde uno se da cuenta de lo hermosa que es la naturaleza. Todo se combina en formas, sonidos, colores y otros factores que atraen mucho a turistas amantes del aviturismo.

En Mashpi Lodge podrás observar llamativas especies de aves desde el hotel.

¡Descubra las maravillas de Mashpi Lodge!

Mashpi al ser un lugar privilegiado dentro del bosque del Chocó alberga alrededor de 400 especies en diferentes hábitats y estratos, registradas como endémicas aproximadamente 35; todas muy llamativas, hermosas y únicas. En este paraíso natural se pueden apreciar especies muy comunes y fáciles de avistar como tangaras, eufonías, tucanes, pájaros carpinteros, colibríes, trogones, búhos y aves rapaces. Sin embargo, así como existen especies muy fáciles y comunes, también en Mashpi habitan aves muy raras de ver, como es el caso del Cuco Hormiguero Bandeado (Neomorphus radiolosus), la cual es endémica del Chocó y se encuentra amenazada por la deforestación, problema que afecta actualmente a muchas especies de flora y fauna. Otra especie muy rara de ver es el famoso Pájaro Paraguas (Cephalopterus penduliger) que igualmente se encuentra en vulnerabilidad según la UICN a causa de la destrucción del hábitat y la presión de la caza; ésta especie al ser muy rara se desconoce algunos aspectos sobre su evolución y ecología.

En lo personal la especie de ave que más me ha llamado la atención es el Tucán del Chocó (Ramphastos brevis), mismo que también es endémico en esta privilegiada zona. Esta especie aparte de ser grande y llamativa, tiene un canto único que al escucharlo en medio de tanto bosque es inconfundible y genera una sensación de paz y alegría a los turistas que visitan la reserva.

Esto ha hecho que la reserva de Mashpi gracias a sus guías naturalistas, su biodiversidad y su ubicación geográfica, vaya creciendo cada vez más en esta actividad.

He sido testigo en ver como a diario, numerosos grupos amantes del aviturismo llegan a este maravilloso lugar de diferentes partes del mundo, demostrando interés en conocer la riqueza de Mashpi Lodge, del Ecuador; motivando así a aprender y sensibilizar en la importancia que tiene la conservación hoy en día.


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A las aves les gusta adornarse, especialmente a los machos que mientras más incómodamente adornados estén, ¡mejor!. Así de competitivo es el cortejo de las aves, y cómo son de exigentes las hembras, tanto que los machos suelen cargar con incómodos y pesados atuendos para llamar su quisquillosa atención. Pero además, si los exagerados adornos de plumas y crestas no funcionan, los machos son los más bulliciosos, con elaborados cantos y hasta danzas en donde despliegan todo su esplendor y se exhiben ante las muchachas que los observan recelosas entre las ramas. No parecería una buena idea, ya que con tanto alboroto y a la vista del bosque entero, también pueden atraer a depredadores, que sin duda aprovecharían del estado de vulnerabilidad que el amor ocasiona a los seres emplumados para atraparlos. Aun así, la evolución ha favorecido a algunas especies que ha pesar de sus raros, inconvenientes, pero bellísimos ajuares han sobrevivido y hoy no solo muestran un espectáculo a sus tímidas congéneres, sino que también son el objeto de admiración de muchos pajareros que los buscan con anhelo en el bosque. Este es el caso del rarísimo Pájaro Paraguas Longuipéndulo (Cephalopterus penduliger).

 

 

El Pájaro Paraguas, o también conocido como Pájaro Toro, es una especie de Cotinga que, al igual que el famoso Gallito de la Peña, utiliza leks para buscar pareja. Los leks suelen ser de pocos individuos y en ellos los machos hacen su gran show de cortejo en donde muestran sus delgadas y finas plumas de la cresta, cubriendo su cabeza hasta el pico, a modo de un gran copete como si lo hubiera hecho el mejor de los peluqueros, o también como un paraguas – de ahí su nombre común-. Durante este despliegue de talento alarga el gran y bizarro péndulo – de ahí su nombre científico penduliger – que cuelga sobre su pecho como si fuera una corbata, inflándolo para que muestre todo su esplendor con las cortas y brillantes plumas todas erizadas. Además, en los leks realizan fuertes cantos, como si estuvieran soplando de un cuerno, un grave y profundo llamado de amor.

El Pájaro Paraguas Longuipéndulo solamente vive en el bosque del Chocó, en el occidente colombiano y ecuatoriano, en los flancos de los Andes, entrelazado con los bosques húmedos pie-montanos y de tierras bajas que observan el Océano Pacífico. Se alimenta de muchos frutos y normalmente escoge frutos grandes de palmas de la familia Arecaceae, o también de árboles y arbustos de las familias Lauraceae y Myrtaceae. Al alimentarse de frutos, y también regurgitarlos, es una especie importante para el bosque ya que ayuda a dispersar semillas. Adem – que cuelga sobre s seres emplumadosxtensiccibuena caminata o desde la comunidad del hotel. Esta especie se encuentra en estaás se alimenta de muchos insectos y de pequeños vertebrados como lagartijas. Fuera de los leks no es común encontrar a las parejas juntas; al igual que el Gallito de la Peña, solamente la hembra se encarga de empollar los huevos, normalmente en nidos sobre palmas, y alimentar a las crías; el macho solamente se preocupa de adornar su cuerpo y cantar inflando su péndulo.

Esta es un ave enigmática del Chocó, sumamente rara y apreciada por los amantes de las aves. Sin embargo, en algunos lugares tiene poblaciones localizadas, como lo es en Mashpi Lodge, y por lo tanto resulta fácil observarla y admirarla, ya sea luego de una buena caminata o desde la comodidad del hotel. Esta especie se encuentra en estado vulnerable de conservación y sus poblaciones están decreciendo por el acelerado paso de destrucción de bosques generado por la expansión de los límites urbanos y agrícolas. Pero, en Mashpi cuenta con una gran extensión de bosque, que busca su conservación y protección.