A las aves les gusta adornarse, especialmente a los machos que mientras más incómodamente adornados estén, ¡mejor!.
Así de competitivo es el cortejo de las aves, y cómo son de exigentes las hembras, tanto que los machos suelen cargar con incómodos y pesados atuendos para llamar su quisquillosa atención.
Pero además, si los exagerados adornos de plumas y crestas no funcionan, los machos son los más bulliciosos, con elaborados cantos y hasta danzas en donde despliegan todo su esplendor y se exhiben ante las muchachas que los observan recelosas entre las ramas.
El cortejo único del pájaro paraguas de barbas largas de Ecuador
No parecería una buena idea, ya que con tanto alboroto y a la vista del bosque entero, también pueden atraer a depredadores, que sin duda aprovecharían del estado de vulnerabilidad que el amor ocasiona a los seres emplumados para atraparlos.
Aun así, la evolución ha favorecido a algunas especies que ha pesar de sus raros, inconvenientes, pero bellísimos ajuares han sobrevivido y hoy no solo muestran un espectáculo a sus tímidas congéneres, sino que también son el objeto de admiración de muchos pajareros que los buscan con anhelo en el bosque. Este es el caso del rarísimo Pájaro Paraguas Longuipéndulo (Cephalopterus penduliger).